Los juegos de rol son muy populares actualmente, pero lo cierto es que para llegar al nivel actual han tenido que recorrer un largo camino, el cual dio comienzo concretamente en el año 1973. Antes de abordar los inicios toca hablar exactamente de qué son. Más adelante describiremos también cómo se juega.
Qué son
Básicamente son juegos en los que sus participantes interpretan un papel. Precisamente por el hecho de desarrollar el rol que les es asignado, dichos juegos reciben este nombre.
Hay otro papel que es el del máster, quien se encarga de ir desarrollando la historia en cuestión, la cual suele ser de ficción. Dependiendo de cada decisión que vayan tomando los diversos jugadores, la historia se desarrolla de una manera u otra, siendo esta figura la que proporciona ayuda si el escenario lo requiere e incluso arbitra aplicando las reglas del juego de rol.
Cuándo nacieron
Históricamente siempre ha habido discrepancias sobre el origen de los juegos de rol, pero lo cierto es que la mayoría de expertos coinciden en establecer el nacimiento de este tipo de entretenimiento en los años setenta. En concreto fue en 1973 cuando el juego Chainmail decidió lanzar una especie de suplemento.
El encargado de hacerlo fue Gary Gigax. El estadounidense decidió dotar de una gran importancia a cada personaje que formaba parte de este wargame, generando para ello una atmósfera que recordaba enormemente a la que en su momento idearon eminencias de la literatura como Robert Ervin Howard y John Ronald Reuel Tolkien.
Lo que pretendía Gary era modelar e incluso diseñar personajes, así como importar aquellos que pertenecían a obras como las de los dos autores que acabamos de mencionar. Meses más tarde el concepto evolucionó, pasando a desarrollar a cualquier personaje que formaba parte del juego de rol, el cual experimentaba una cierta progresión.
Precisamente fue el propio Gary Gigax quien, con la ayuda de Dave Arneson, acabaron creando un año después un juego de rol icónico: Dragones y Mazmorras. Su principal seña de identidad era la evolución de los diversos personajes, los cuales se desprendieron de esa filosofía estática que tenían para pasar a experimentar cambios a modo de progresión.
Dicha concepción acabó considerándose como una especie de norma. Tanto fue así que los posteriores juegos de rol también adoptaron dicha premisa, siendo claros ejemplos de ello los exitosísimos Traveller y Call of Cthulhu.
Ambos planteaban una experiencia de juego cuyas temáticas y conceptos poco tenían que ver con Dungeons and Dragons, pero la filosofía rolera de la interpretación y el desarrollo de los personajes seguía intacta.
Tras algo más de una década cosechando un gran éxito, los juegos de rol volvieron a vivir un cambio. Se produjo a mediados de los ochenta y por primera vez la narración pasaba a ser lo más importante. Si bien es cierto que la evolución de cada personaje seguía teniendo relevancia, quedaba relegada a un segundo plano en comparación con cómo se desarrollaba la historia de ficción.
Hasta ese momento el peso recaía en los personajes, pero juegos como Pendragón y Paranoia decidieron optar por plantear historias mucho más elaboradas. Más tarde Vampire: The Masquerade hizo lo mismo, obteniendo ambos juegos de rol un éxito difícil de alcanzar en un sector que cada vez iba teniendo una mayor popularidad.
Hoy en día los juegos de rol siguen en pleno auge. Cada vez son más numerosos los aficionados que deciden disfrutar en grupo de esta alternativa de entretenimiento, lo cual en gran parte es fruto de la aparición de juegos como Fiasco, el cual en 2009 introdujo una serie de mecánicas y cambios con un claro objetivo: llamar la atención de quienes hasta ese momento no se veían atraídos por el rol.
Cómo se juega
En primer lugar cada jugador adquiere un rol que ha de desarrollar durante el transcurso de la partida, siempre teniendo en cuenta las normas del juego en cuestión. El máster se asegura de que estas reglas son cumplidas a rajatabla.
Precisamente esta figura también procede a ir ambientando la sesión de juego. Para ello narra las diversas acciones que se producen, así como sus consecuencias. Es por este motivo que el máster ha de conocer bien el juego de rol.
Tarde o temprano puede producirse alguna situación que requiera ayuda, debiendo el máster ofrecerse para que sea posible continuar la partida y dar por terminada la historia.
Para que la experiencia sea gratificante y divertida en todos los sentidos, es imprescindible que todos los participantes tengan imaginación, especialmente el máster.